"Santa Rosa fue ¿cómo te digo? Esa aguja en el pajar. Fue pura chiripada." "Santa Rosa es el hecho que nos hace estrellarnos forzosamente contra la realidad. Representa la existencia de cárteles, la existencia de campos de exterminio en el estado. La existencia de una realidad violenta que a diario avanza entre nosotros, que está aquí y que no nos abandona nunca. Además representa el “nacimiento” oficial del colectivo, pues hasta ese entonces no eran reconocidas oficialmente. "
Un día sin Marigüana
La creación del enemigo instauró, también, la creación de los daños colaterales en el país, y la guerra contra el narco comenzada en el 2004, a pesar de declararse abiertamente sino hasta llegar Calderon, no hizo otra cosa que incrementar los índices de violencia en el mismo: según datos de la Human Rights Watch, a partir de la fecha mencionada las violaciones de los derechos humanos han ido en aumento de forma alarmante; incluso, durante una ceremonia el ejército recreó la escena de un desmantelamiento a un grupo de "narcos" que viajaban a bordo de un vehículo particular escuchando narcocorridos a todo volumen y con los vidrios polarizados. La escena no pudo despertar nada salvo una lluvia de risas en las que el mismo Calderón se vio implicado. No sabían que método habían utilizado para definir que eran posibles consumidores y detenerlos, pero teniendo en cuenta la declaración de Alberto, era fácil suponer que había sido precario.
Otra búsqueda frustrada (Parte I)
"más que normalizar la violencia entramos en la etapa de justificarla; los muertos se han apoderado del diario -si no hemos entrado a la histeria colectiva es porque decidimos volvernos hacia otro sitio-, la única manera de tolerar la violencia era justificándola, haciéndola necesaria. Pensar que la delincuencia solo ataca a la delincuencia es una forma de encerrarnos en la pasividad, de no exigir respuestas inmediatas a las instituciones y restarle responsabilidad al Estado; los diversos móviles delictivos no atienden sólo circunstancias propiciadas por la ilegalidad, y aunque así fuera, el Estado, al ser funcional, no debería permitir la desaparición forzada de sus habitantes. El discurso no solo culpabiliza a las víctimas, sino que es la herramienta más eficiente al momento de dar el carpetazo. No es extraño que se haya convertido en el discurso oficial cuando de desaparecidos se trata."